Lo que queda después del día...

Quizás sea más que

nuestros sueños despedazados entre cordillera-mar, los que quedaron enterrados, en medio de la insospechada causalidad de la vida, cuando tembló la tierra bajo nuestros pies y nos señaló el camino hacia el norte o al sur, en un regreso obligado a nuestros antiguos orígenes , por donde un día llegamos , para caminar su suelo silvestre y limpio.

La ígnea tierra despertó en un vómito infernal marcando a fuego, a ceniza y lodo las huellas que un día sellamos por esas soledades y donde aún, un grupo de personas se niega a sucumbir bajo la nube tóxica y los temblores continuos que ya al parecer pasan a ser parte de sus huesos...

Esperando el milagro de la reinversión natural y la cual lejos se sabe habrá de suceder más que continuar en una espera angustiosa y desamparada...

Todo agoniza lento, enmudecidas sus calles, donde solo el sonido del viento da latigazos de ruidos y la lluvia incesante da fe del lugar , donde la magia no termina , por los cerros y sus nubes , por la espesura del bosque y los reflejos de las aguas de lagos y ríos que acompañan el recorrido de ensueño por ese suelo austral,

entonces a pesar de la nostalgia de saberse alejado por esas circunstancias , uno sabe que las maravillas de esta tierra nos sigue perteneciendo, nos sigue llenando el corazón y el alma con su belleza sin par y a pesar de todo debemos dar gracias por seguir caminando y continuar maravillándose de la azul inmensidad...