Deshago las cosas funestas
al filo de tu viaje final
Viejo de casi cuatro centurias en días
que a veces parecen siglos desolados
sin recompensas ,
ni rastros de alegrías,
de sonrisas fecundas,
de sonrisas fecundas,
ni miradas afines
donde nada se prendió...
y que a pesar de los pesares
hubieron largos rezos por otoños
o por la nueva primavera
para desalojar su ropaje de miserias,
para desalojar su ropaje de miserias,
pero las manos nunca se unieron
y no hubo atisbo de un fulgor
las calles desoladas siguieron gimiendo
por el metal , por una ganancia mal habida
sellaron a sangre por la tierra vertida
tantas veces , la huella imborrable del dolor...
Deshago las cosas funestas
ya no me sirven llevarlas a cuesta
guárdalas en ese frío corazón
que mi ser no está dispuesto
a seguir empapada de tu vil traición...
Viejo que parecías llegar con renuevos
como el que viene a dejar a las puertas
las herramientas para deshacer
la conexión incorrecta del pensamiento
vigilando hasta la traidora razón
o por esos otros desconsiderados
que solo hacen por lo suyo una apuesta
ignorando lo entrega del otro
para dar a su paso un lugar mejor
y solo importó lo guardado
en un bolsillo roto , vacío de todo valor...
Deshago las cosas marchitas
que te las lleves tú , Viejo insensible
esos desperdicios de flores y hojas muertas
que no tienen cabida en mi corazón
No te desprecio, menos te odio
si tengo lástima de tu soledad
de tu olvido profundo
ese por donde te dejo desde hoy
que no sirvo para arrastrar heridos
menos falsos lamentos
o remedos de sentimientos
que nunca son semilla buena
para sostener un ápice del corazón
por eso vete pronto que ya no eres motivo ,
ni tierra buena, menos el río
para fecundar la auténtica flor.
Vete al fin Viejo vencido
que no dejes tus huellas oxidadas
que esos escarnios sean solo ápices
de momentos vencidos
porque nada se compara
cuando en la vida se vibra
en una plena bendición
por eso vete y tiendo la mano
al Nuevo Amigo que prende fuegos
para al fin extinguirte en llamaradas
y permitir entre las cenizas el arribo
de quien nos trae la estrella
para iluminar la CASA amada
donde se enciende lo verdadero
lo que si importa para el auténtico amor.