Desde la lejanía te observo semi abandonada
allá lejos en medio del bosque ruge aún el volcán
quisiera entre los pliegues de mis pensamientos
quisiera entre los pliegues de mis pensamientos
tu cara sonriente , verde y amarillenta
como suspiro de luna gualda volverte a encontrar.
Atrás quedaron nalcales, olor de mañihuales
atrás quedó la azucena , invernadero rehecho
un jardín tapizando de colores un ventanal
las sardinas saltando por la orilla de playa
la mujer que vendía congrios en su portal.
Todo parece cruzar en añoranzas esta hora
momentos de largos inviernos , vientos salvajes
caballos desbocados barriendo las calles de Chaiten
quien pensaría que hoy cual moribundo
se ahoga en cenizas , abandono y tirantez.
Por las montaña nevadas se acurruca el frío
se bate a batalla portentosa persiguiendo sol
y en silencio triste baja la luna al muelle
recuerdos que estremecen el pálido sueño
deshecho para un hoy, desde el ayer.
Recuerdo mi casa pequeña mirando el Corcovado
recuerdo mi calle enfrentando el Cerro la Cruz
recuerdo al panadero , el negocio de la esquina
recuerdo la casa de mi amiga , la vecina
y alguna otra que su rastro se ha perdido
entre el lodo, la ceniza, bajo mar el padecer
cuales barcas naufragadas guardan eternas
de sus hijos la historia de sus luchas y el querer.
Quizás los cisnes aún surcan los mares?
revoloteando llenaban la azul inmensidad
así las toninas ufanas que se enamoraban
en la playa salada a los pies del coigüe y arrayán.
Y esas tardes crepusculares sumiéndonos en ensueños
bosque florido emanando de la flora el dulzor
cabalgata del lugareño vadeando los ríos
cuando iban entre los cerros tras nalcas y salmón.
Que de todo ello me queda en este día
mirando lontananza eterno, frente a este otro mar
y que de las nostalgias saque la fuerza para hacer camino
sendero que al fin es parte de esta tierra
que cual batallón llama a sus hijos a avanzar.
Y hoy que descuento las horas de deshacer morada
aquella que un día supuse tendría a bien simentar
la raiz del que sabe que es dueño y con derecho
de lo que la obra de nuestras manos así nos da...
mas la vida enfrenta a su verdad irrefutable
en que, lo que se desarraiga no mira para atrás...
Pero aunque nada físico me ata a esas tierras amadas
se que en mi alma viajera, ella jamás morirá...
(dedicado a todos los vecinos que hoy dejan definitivamente sus hogares del pueblo de Chaitén)