(Madreoleaje, pintura de mi autoría, realizada con témpera y crayones)
Desde el infinito vine
como un hilo de plata
madura
sublime
del silencio
y de la nada
y me adentre a tu estirpe
por tus huesos
en tu sangre
en tu boca...
Cardo y michay maduro
huella destilando la esencia
entre tus perlas de mármol
por tus ojos de ave
tan necesaria
que sin mi no existes
ni en polvo, ni en greda
nunca serías sal ,
nunca serías pez
desde tu ancestral océano
palpitando el néctar
de la existencia del árbol
semilla
mi corazón latiendo
en la gota del dulce fruto
entretejido en las hebras
que se coló en el muday
y en la leche
alba como la luna
asemillando en tu planta
las rosas del corazón
acunado en sus brazos
saciando en sus senos la miel
el arrebato de la vida
poseyendo el todo
en comprensión
y en incertezas
pero que se hace testimonio
al despertar cada día
al extender tus manos
y abrazar al viento
al besar la caracola
abandonada en la playa
por donde riegas la huella
del que sabe buscar
la raíz desde el fondo subterráneo
las cuencas ensambladas
que se hace voz
a los confines insondables
del universo
pero que así te sustentas
en cada partícula
y así has de ser al fin
un ápice de esa sustancia
que correrá por el sinfín
cuando ya no quede más que un eco
de lo que fuiste
y yo sea como siempre
una chispa renovada
en la vastedad
en otro despertar
de la azul infinitud
y lleve en mis átomos
algo de tu existencia
hoy temblando
en un sueño de niño
que quiere reconocerse
que quiere seguir floreciendo
en otro mañana.
Meulen/2017.-