Silvia, he de contarte que ha florecido la aquilegia.
Ella , guardiana que en su matiz atesora la huella
de quien fue la primera que la sembró
por ese jardín de tu casa
que se encienda por nonagenarios años
en colores de campo , de primavera
oliendo junto a manzanares y cedrón.
Tus ojos envejecidos de tantos amaneceres
son vestigios de los cielos encendidos del ayer
trajinante de la tierra descalza
que aún a los noventa años va y viene
sin descanso
lleva y busca otros manjares
mujer siempre autosuficiente
que desde pequeña nunca en su ser resintió
la vida fue pétrea a su camino
mas del miedo no conocido hasta el hoy
siempre fecunda
gratitud por el suelo que Dios le legó.
Sois leyenda de los ancestros
sabes del don de la natura
riqueza Ñuke Mapu su esplendor
aún en el vigor del azadón
manjares del sembrado
que ha llegado hasta mi mesa
sabor de orégano, arvejas o col.
Eres madre-abuela
dejando enseña viviente
que a su tiempo todos han de dar pleno valor
testimonio de un pueblo que no muere
tú que oras y cantas en el arco de la alianza
cuando ruegas al Padre
reconociendo así ,verdadero Dios.
Llevas en cada gesto
la mirada de mi madre
ella como tú, se crecieron cerca y lejos
del son del kultrun
pero nunca olvidaron la insignia del ancestro
los abuelos sembraron en sus almas
la fragancia que crece desde el cielo
a las estrellas , bendecida creación
ellos forjaron por la montaña agreste
la sapiencia
sembradores bajo el árbol, ave, río
como ahora bajo el manto del sol
lo sagrado que viene desde lo alto
suelo bendecido cada día
magnitud de sabia en fuego de su luz
la soberanía reverdecida
planta desnuda que une su latir en madrugadas
ferviente melodía elevada
hacia aquel que es el auténtico Creador.
Se irá la tarde y vendrá la aurora
y Silvia caminará sus trechos reverdecido
hacia donde fija sus ojos cada atardecer
la ruta siempre florida
por donde le abre la puerta el astro
en su eterna bendición de amor.
Meulen/2023
Un poema especial para seguir celebrando y agradeciendo la existencia de nuestra tía de 93 años , la tía Silvia , que Dios le conceda paz y alegría en su corazón , que aún sigue trajinando los caminos de su lugar de vida de siempre y es un testimonio vivo de la herencia ancestral.