Hay un silbido ronco
que se
avecina temprano
la gente
despierta de un salto
al paso del
dragón
que se
arrastra por los rieles
arriba por
la arboleda
deja estela
de nubes de carbón
siempre se
recuerda
chirriante
vehículo de pasajeros
de aves,
animales y gente
saliendo al
pueblo cercano a vender.
Era un
mocetón ardiente
por su
ufana carrera
llegando
casi exánime
con su
bocaza negra
y oxidada a
beber
sus patas
de hierro brillaban
por sus
tantas carreras
cual pájaro
metálico
aterrizando a su sed.
Vientos de
antaño traen
los
chirridos de las ruedas
caballo de
hierro avanzando
entre
bosques silvestres
traía
olores de montaña,
de lagos,
ríos y laurel
olores de
frutos y arvejas
a orillas
del riel.
Los
caballos competían con él
por las
pampas despejadas
era un
griterío de gente
avivando al
corcel
así era un
viaje corto pero festivo
mientras se
compartían
manzanas y
guindas
que se
llevaban a vender.
El tren
traía de todo
en su
cargamento
las
noticias, el correo, los amantes
las
esperanzas y tragedias
feligreses
que lo excedían
cuando
venían agradecer
a San Sebastián
el milagro por la fe.
Caballito
azul de las estrellas
donde se hilaban los sueños
esos que me
llevaron tan lejos
en busca de
pan y miel
tan largos
son los inviernos
que tu
carrera viene a dejarme
esos
sabores del pan amasado
de
caramelos y helados
corazón
latiendo en este sur
que añora
tu regreso
vigoroso y
noble tren.
Meulen/2025
(Imágenes con IA)