Añoro los días de incertezas
en la preñez del tiempo
de la humana concepción
cavilando , diciendo, gritando
interrogando incansable al viento
madeja de signos indescifrables
sostenidos en la cuerda
del ayer al hoy
intransferibles pensamientos
encriptados al signo revelador.
Añoro ese otoño mustio
anhelante de nuevas vestiduras
acariciando en el tibio fulgor
mas, las alas del ave temblorosa
estremecida en su remedo de nido
des-ha-bi-ta-da del elemento
cual hoja al vuelo
al fin develó lo mustio, lo agrio
lo intrascendente
de lo que apenas fue y nada dejó.
Añoro el motivo del amor
que me hace seguir amando
perseguir el sueño celeste
encendido en los ojos
palpitando en la rosa granada
insania del amor -amado
porque ciega se vive amando
desde el origen de este sueño
que nació preñado de oro
que manto de luna tibia lo cubrió
y desde el grito fecundo
de la sangre , de la entraña
anhela vivir profundo
despertando cada día
como flor que se alimenta
del corazón rojo del sol...
Si, añoro el sonar vibrante
la promesa dulce de los besos
la caricia de la bondad
que en sutil momento
entrega dadivoso de su copa
la rosa viva de su corazón.
Meulen/ 2014