“¿Quién es Ésta que va subiendo cual
Aurora naciente, bella como la luna, brillante como el
sol, terrible como un ejército formado en batalla?”
(Cantar. 6, 10)
Y yo quisiera amar tanto
como tu Madre amaste al Santo
ni una palabra dolorosa o fallida
nació al verle su carne destruida
su cuerpo lacerado
en jirones su rostro
su hombro dislocado
dolor arrebatado, dolor sacrosanto!
Y Tú plena de sufrir
tu queja no fue quebranto
tu voz fue solo clamor de amor
tu pensamiento rosal de amaranto
y debiste llorar tanto!
¿Qué ha de quedarme a mi Madre querida
si tú supiste en el dolor , amar tanto, tanto?
Y yo quisiera querer tanto!
como tú amaste al Niño en tus brazos
cantaste canciones de aves celestes
y sembraste en su corazón
perfumes de lirios del campo
enfrascados quedó su poción
en su corazón de su henchido pecho albo!
Y yo quisiera amar tanto!
como Tú la Madre piadosa
que sin rencor siguió tras la Cruz
en oración extendida a los otros
que vociferaban solo espantos
y que juntos a las piadosas
supiste caminar su camino
encendiendo las velas
de su amor eterno
consumado en su donación
al Padre por sus amigos
que a los milenios aún
entrega salvación
en la joya de su cuerpo , sangre
agua sagrada
cascada milagrosa del Santo.
Amor de tu gran Amor Madre
he de aprender de a poco
amar tanto, tanto!
Meulen/2021
(imágenes de Internet)
San Juan-19,25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. 26 Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre:
—Mujer, aquí tienes a tu hijo.
27 Después le dice al discípulo:
—Aquí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.