Al anochecer cuando se cierra
el ojo celeste en amarantos
y el ave silencia su voz de bosque
en perfume de rosas
se eleva entonces el suspiro
que explota en nube azul
desde las entrañas saladas
y una luna de hinojo
duerme el sueño en sus brazos...
vuela el soplo eterno a su gloria
será entonces que su búsqueda al fin
se reúne a su Hacedor y se conecta a un solo corazón,
una sola palabra repetida al infinito
que resuena y palpita en los confines siderales
y la chispa , en eterna gratitud al omnipotente
por haberle permitido una comprensión:
que haya surcado desde la infinitud
abajado a la existencia de barro
y haber contemplado por este suelo
un ápice de la grandeza magna
de Aquel que no tiene comparación
para todo lo creado...
y solo se nos abre un breve entendimiento
de su poder y su eterna Gloria.
Meulen /2020
Apocalipsis 1: 8-«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.»