Cuando se deshace el dolor.

Cuando deshaces el dolor

que viene sellado 

en gérmenes desconocidos

copa contrita de perdición...

que penetra por la sangre

por el hilo conductor de los vasos

que se nos dio para permitirnos 

revivir cada día a un nuevo sol

a una nueva risa

al encanto de ver por los ojos

de reconocer en cálidas manos

sentir en lo profundo

del viento y las aguas

el son admirable de su voz

Palabras no bastan a veces

para decir a toda hora el amor

el fruto maduro y fragante

que hacían nacer semillas

que hacían reírse en voces de aves

que venían a dormirse 

en las ramas de tu rosal...

el cielo acerado y frío 

no podía a su encanto

y al despuntar el alba

el rayo fulguroso

venía a su ventana a dejar...

Y el ayer no es hoy 

cuando te nombro Anita o Lucia

ahora todo tiene color de oscura soledad

cuando no se esta preparado

para reconocerse vulnerable

para entender que tenemos cuerda floja

que el aguijón del veneno

marca a cada paso nuestro andar...

Que hoy eres tú, mañana Sofia o Daniel

a la vuelta de la esquina nos espera la noche

pero una puerta de luz se abre dispuesta

a recibirnos en los brazos del buen amor

y nuestro sueño se hace fuerza 

grita su esplendor desde arriba

aunque otros lloren este amargo pesar 

se que a tu corazón llegará esa gracia

cuando comprendas

lo que nos ofrece de grande

el buen Señor.

Luz de la luz que recoges la lumbre

y nos llevas a la vida eterna

sempiterno refugio de vida

entrégate sin miedo

al abrazo Santo de sus Ojos de Sol.

Meulen/2021

¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.
(Salmo 36:7)