Quisiera...

Quisiera otra vez conversarte
a orillas del mar sureño
ese donde crecían algas amarillas
y cangrejos azules
y unas mariposas de luz
nos encendían los ojos
por las mañanas de abril
cuando pasó cantando 
el ave del sueño 
y todo fue una sorpresa
al despuntar la aurora
y al rodar la luna de mayo
por la senda de piedras anaranjadas
entonces nos sorprendió la noche
divagando por otro mañana
que se quedó dormido
entre los brazos de la aurora
y de tí no supe más
que un nombre grabado
en una tabla de madera
que años después me entregaron
cuando volví a caminar
el mismo sendero
y comprendí otra vez
que nada se perpetúa
más que en la oxidada memoria
y lo único cierto
es el indestructible vaivén 
de las olas del mar
que me regresan una y otra vez
al sitio donde se hizo el silencio
tras la aparición de un pez
entre los rayos de luna...

Meulen/2016