Hoy recogeré manzanas , de las limonás , porque esas son tan sabrosas y olorosas de limón.
Mi mami me dice que vaya con cuidado subiendo los árboles , que son frágiles también, pero como soy pequeña y delgada puedo alcanzar lo más altas ramas llenas de su almacén de sabor.
El manzano me conoce , porque siempre he subido a sus brazos cargando el canasto pequeño , esas manzanas me parecen sonreír cuando las atrapo de a dos en una mano, son amarillas como un pedacito de sol con lunares algo verdosos , sonrío, me recuerdan a las pecas de mi prima Estela, que nunca le gustan cuando se mira embelezada en su pequeño espejo.
En el árbol viven esos pajarillos amarillos que nunca recuerdo su nombre ,aunque su trino me entusiasma cada amanecida.
El árbol y el ave saben, que me encanta balancearme al compás de las arpas del viento, suave como una onda en el cantil del río , me lleva su ola hacia aquellos campos siderales,donde viven los ángeles de Dios, ¿cómo serán sus alas cuando aletean sobre las copas de los árboles floridos? , a veces parece que los he visto juguetear entre las veletas de los hualles ,que siempre duermen siesta orillas del río y ni cuenta se dan de tan grandiosa compañía.
Las estrellas también parecen abajarse a las hojas del manzanar, porque de pronto relucen sobre estas y sus haces encienden una luminosidad única en la arboleda, ¿qué está pasando?. No es que tenga visiones, pero veo entre ellos unas presencias y como estoy aquí arriba, parecen no sospechar de la mía, porque de improviso , de esos rayos de luces que han venido de lo alto, distingo unos seres luminosos que canasta en mano vienen a tomar manzanas limonás, solo logro distinguir unas manos alargadas y relucientes , envueltos en esa suave nube de sol , entonces capto lo que entre susurros melodiosos parecen decir:- que nos nos vea la niña-se dicen y mi corazón se estremece... agregan- no creo que sienta que nos llevemos un poco de estas manzanas , las cuales serán para hacer un pastel perfumado de tierra y agua limonada para nuestro Señor.
Y estoy temblando sobre la copa del árbol , no quisiera perder esa visión, ellos se acercan de pronto a mi manzano limón , pero no es posible que no me vean , mi ser es pesado en comparación a los de ellos y tomando la más bella manzana de mi canasto, se la lanzo a su cesto dorado y los cosechadores divinos nada dicen, seguro sonríen y entonces desaparecen de mi vista, desde entonces , siento que ellos me dejan su huella de perfume que viene a mi encuentro cada vez que algo entristece mi corazón...
Por ello es que siempre busco en los aromas, la fragancia del limón.-
Meulen/2025
Muchas gracias, Meulen por desplegar una vez más para nosotros tu universo, tu sensibilidad...
ResponderEliminarMeulén, tu relato es un cuento mágico, que nos llega al alma y nos devuelve por momentos la inocencia de nuestra infancia, amiga...Precioso y tan real, que hasta podemos ver los duendecillos con sus cestas...Otras dimensiones, que andan cerca, pero que cuando crecemos no podemos ver...Gracias por tu bello cuento, Meulén.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y espero que enero se porte muy bien, porque te lo mereces, amiga poeta.