Madre, me iré volando por los aires...

 

Madre, me iré volando por los aires , a esos lugares que no conozco...apenas entiendo el signo de un nombre que parece lengua de pájaros o de sumprall de bosques perdidos o de mares desconocidos ...

Aquí ha de quedar mi piecita ordenada, porque eso si me enseñaste bien a guardar mis pequeñeces , la cama estirada, el mantel en la cómoda y la repisa con esos libros viejos y rasgados de tanto leerlos porque nunca tuve otros...

Nunca olvido que la "Cocosa" , la gallina de mi hermano venía  a poner un huevito en el ropero,  a eso de las once de la mañana...habían veces que me moría de espanto, negra como era, la escuchaba salir aleteando despavorida desde la pieza, una vez puesto el huevo y su cacareo desbocado...¿Por qué cacarearán tanto las gallinas cuando ponen un huevo?...nunca me he respondido del todo esa pregunta...

Madre, ya se que tu corazón de madre estruja su dolor en su seno y ahoga el grito de tu abandono...

Te sentiste abandonada por mi?...pero si nunca fui (a mi  parecer) la más apegada a tus pechos, porque por el derrotero de la vida, debiste dejarme en los brazos de la otra mami. Desde pequeña, aprendí sin filtros , el desapego, seguro lo entendí cansada de derramar tantas lágrimas en mi cajonera y nunca pude ver  a tiempo tus brazos...ahora entiendo tu dolor callado, imposible de reprocharme nada...

Más , no es eso lo que más recuerde mi alma encaprichada, en sus memorias , como la rememoración de jardines, de huertas y cerezos frescos ,como de las rosas floreciendo en el murallón de la casa y por las paredes enzarzadas , el olor del pan en el horno, la sopa para el frío y ese brazo de reina que lucías los domingos, para comer bajo el toldo de la vid o las ramas de los ciruelos en esas tardes llenas de sol , donde nos acompañaban  el canto de los pájaros en sus ramas y las voces del otro ayer de tu casa primera en la montaña.

De mis idas y regresos a visitarte hablaremos después, de esos momentos se desagarra más el alma...

Madre , ya sabes que quisiera volver a abrazarte en presencia, más es solo la nostalgia de mi anhelo más humano, pero dirijo a lo alto mi ruego, en que el amor divino te guarde en sus alas. Mil gracias por darme la vida, permitiste que viniera a ver con mis ojos lo que Dios legó a esta casta humana: ojos de aves, boca de viento, raíces de árbol que de sus frutos siguen prodigando de su donar toda la gracia. 

Gracias por parirme y hacerme parte de esta fuente de existencia que día a día en el Creación de la creatura humana y animal , se revive y se proclama.

Meulen /2022