La bolsa ave.-

Nadie sabe , porque razón  un día a una bolsa plástica le salieron alas y cual pájaro de color azul pasó volando sobre las casas de la población, podría pasar desapercibida , si no fuera que graznaba como una trompeta y era tan grande el ruido , que hasta la abuela que era algo sorda escuchó el chillido y después de santiguarse salió dando gritos fuera de la casa.

Como si todos estuvieran de acuerdo empezaron aparecer por el antejardín de las moradas y cuando el ave se dio unas cuantas vueltas por la cuadra se fue volando y gritando hacia una pequeña plaza y todos se fueron corriendo tras ella para verle de cerca.

La bolsa ave se sacudió de un lado a otro y rechiflaba cada vez más fuerte y se zarandeaba con tal escándalo que nadie se atrevió a acercarse y solo le miraban asombrados desde prudente distancia.

Todos hacían conjeturas sobre lo que veían y llamaron a la guardia municipal que venga a ver el semejante prodigio y éstos  llegaron raudos en su patrulla, con una vara larga para verificar que era el engendro plástico  azulado que no paraba de dar tumbos y gritos , mientras los demás,  se persignaban , aduciendo todo tipo de mal.

Todos estaban confundidos, hasta que de repente se vió una mujer y una niña que corrían hacia el grupo gritando y batiendo las manos, venían exhaustas , al borde del infarto, tomando aire dijeron:
-¡ No le hagan nada!, es Rómulo nuestro loro, que se escapó de casa después que se metió a esa bolsa y huyó sin rumbo ; grita así , porque al parecer, se tragó el silbato de Felipe y desesperado salió al desbando...

Demás está decir , que todos volvieron a su casa riéndose de buena gana.
¡ Si no lo veo , no lo creo! , decía la abuela,  que no paraba de carcajear afirmada en su bastón.

Meulen/2020.-