Fue otro regalo a la vida
despertando la mañana
venía el treile vigilante
siempre estridente su llamada
de él aprendí la alerta
vivaz aleteo, guardían certero
cuantas veces escape
a la flecha de sus alas afiladas.
Tantas veces me dormí
almacenando los sonidos nocturnos
silvidos del viento
zumbido de rayos de luna
coros luminosos de las ranas
hasta despertar en el grave
ronquido del tero
vigilantes sin descanso
dueños de su parte sin donadas...
No se que ansia o emoción
despertaba en mi alma
el vuelo mañanero de las torcazas
y las perseguía a lotananzas
el leve penar se agitaba en mi carcaza
¿qué paisajes, qué olores, qué misterios
ellas recogen en sus plumas azuladas?
Hoy ya no se ven palomas
para agitar mi alma ensimismada...
Pero tengo a mis pies
para crecer frutoso
la tierra húmeda
el canto seco de la rara
ramillete encendido de rosales
concierto de gorriones
que miran por mi ventana...
Por la rendija del cielo
dejo volar una cometa
hasta tu casa desolada
para que se duerma en tus brazos
y renazca el día florido
bálsamo a tu dolor la encrucijada
que todos los días el sol nos besa
y nos toca en suave rayo
la punta de nuestra alma agobiada
para llenarte los ojos del buen sentir
y descongele el corazón
regando su agua a la flor más fragante
que de tus manos brota viva
sustancia del amor
por siempre amalgamada.
Meulen/2025.-
.jpg)